Compañeros de piso


Los bisontes escasean. El jefe indio piel roja ha decidido que a partir de mañana ningún hombre blanco podrá cazar en “su” lado del río. Las voces de los espíritus de los antepasados que retumban entre los montes se lo han dicho, aunque bien es cierto que algunas de ellas avisan de un rancio y vomitivo hedor.

El sheriff enemigo ha reunido también a los suyos para reavivar esos antiguos odios, y que así de paso todos olviden el hambre y el hastío. 

Las flechas y las balas han empezado a cruzarse.

Entretanto, los hijos de ambos pueblos juegan a indios y vaqueros en el río, y preguntan a sus padres a qué edad pueden empezar a odiar a sus amiguitos.

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