¡TERMITAS!
Los muebles de su habitación
se desintegran debido a esas extrañas hormigas, y Santi no ha podido pegar ojo.
Para colmo, nada más llegar le han dado un golpe en la mochila, y al girarse ha
recibido un ¡Eh, friki!, ¿qué miras?,
acompañado de risas. Ha leído mucho sobre las termitas: sabe que son parásitos
insaciables, que se organizan por rango jerárquico, y que al parecer en la
península hay una especie muy agresiva, la Kalotermes
Flavicollis, que coloniza la madera de los árboles más frágiles. Han
seguido goteando después nuevos empujones, insultos, y risas, ante lo cual él solo
ha sabido encogerse, inclinar la cabeza sobre la mesa, y esconder las manos.
Ya todos están en el patio,
pero los brazos de Santi siguen anclados al pupitre. Es entonces, al rozar la
madera con sus dedos, cuando ha notado el leve crujido. Lo conoce, es ese
murmullo interno, ese crepitar continuo, idéntico al que carcome lentamente los
muebles de su habitación.
Tolerancia y respeto...valores que debemos inculcar a nuestros hijos. Buen trabajo y buena metáfora de termitas. Pero los mayores a veces aplastamos sin piedad.
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