"Literapia de pareja"


Él dibuja un anagrama en el espejo que ella completa, según lo aconsejado, con un romántico palíndromo. Sus hijos ya están aburridos de escuchar tanta cursiva durante las comidas, los vecinos murmuran cuando sus escandalosas admiraciones encierran esos diminutivos cariñosos: -¡bizcochito, cachorrito!, -¡merenguito, pichoncito!..., y sus amigos consideran excesivo lo de la lista de la compra en versos endecasílabos. 

¿Estarán abusando del tratamiento? 

El doctor les ha aconsejado que vayan retirando paulatinamente algunos adjetivos, como “resplandeciente”, “grácil”, o “etérea”; pero a ellos les cuesta abandonar la terapia, sobre todo desde la noche en la que descubrieron aquel fascinante universo escondido entre paréntesis.





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