IMPACTO
A lo largo de la historia han existido
imágenes impactantes, conmovedoras, capaces de transformarlo casi todo.
Hagamos la prueba, cierra los ojos e imagina
el brazo de una niña en horizontal, en el centro. Luego, deslizándose hacia
abajo, casi fuera de la foto, las manitas de otra niña más pequeña. Supongamos
ahora que la niña mayor es Edith Williams, superviviente del Lusitania,
trasatlántico similar al Titanic impactado por un torpedo alemán, y que las
manitas que se escurren son las de su hermana Florence, una más entre los 1200
pasajeros ahogados durante aquel fatídico 7 de mayo de 1915.
Pues bien, lo cierto es que tu fotografía
imaginaria, de aquellas dos niñas reales, norteamericanas, fue clave para la
participación del ejército estadounidense en el bando aliado. Participación que
supuso, de forma tajante, el final de la Primera Guerra Mundial.
Repito, hay imágenes capaces de transformarlo
casi todo. Y digo casi… porque los
deditos de la mano que aún parpadea en tu cerebro, la de Florence, continuaron martilleando,
día y noche, el brazo de Edith, durante toda su vida. Como luchando por aferrarse
a la foto, como para no salirse del encuadre.
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