Cinco segundos, cinco mil años




Que todo vuelva a ser como antes, como hace cinco segundos, cuando aún estaba cerrado el cajón de los cubiertos y Sergio dormía plácidamente en su cuna. Como antes de que corrieras como una loca a intentar llamar por teléfono, y yo recordara de nuevo que no estabas en casa cuando he llegado. O antes aún, cuando no mirabas a otros por la calle, ni tenías móvil. O como antes, incluso, de conocerte, cuando yo disfrutaba con mis amigos diciendo aquellas cosas a las chicas. Esas mismas que oía decir a mi padre y a sus amigos, mientras mamá callaba


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