COHECHO


Por este lado, una bici. No, las bicis me ponen nervioso. Nunca aprenderé a montar en bici. Un día tío Edu intentó enseñarme pero me puse nervioso. Aunque ahora, justo al recordar la bici, en realidad me siento tranquilo. Más tranquilo que cuando mamá y papá discuten. Fijaos en el escaparate, ¿veis el coche blanco aparcado? Pues al lado estaban papá y mamá, discutiendo. Hoy era porque papá ha tardado en llevarme a casa de mamá. Es curioso, pero ahora ese reflejo blanquecino me parece desconocido, y me mece, me acurruca, me relaja. Sé que yo estaba esperando dentro, en el coche blanco, mientras ellos se gritaban. Es muy extraño, ahora un hormigueo recorre mi espalda, y siento las manos frías, como si no estuvieran. Estábamos mal aparcados, y he ido a bajarme pero justo pasaba la bici. “No, por aquí no”, he pensado, nervioso, y he salido por la otra puerta. La que daba a la carretera. Ellos ni siquiera han podido ver lo que ocurría. Ya no hay reflejos, ni imágenes, ni sonidos. Tan solo un pitido suave, lejano, continuo. Y mucha paz. Una paz extraña. Supongo que habrán dejado de chillarse.

Comentarios

  1. Me gusta tanto el trabajo que hacéis, que siempre comparto vuestros relatos-fotos, y hoy quisiera reflejar los comentarios que me han llegado de este micro en concreto, porque creo que así no se quedarán olvidados en el tintero y es una manera de que veáis el gran impacto que tenéis en la gente que como yo , nos encanta leeros y visualizaros. Hay van.
    ---Aleccionador sin duda..deberíamos recubrir las ciudades con este escrito, por muchos motivos.
    ---Carne de gallina. Que durísimo y que pena que hagamos ciertas cosas delante de ellos.
    ---Menudo escalofrío me acaba de recorrer la espalda.
    Seguir dándonos estos momentos . Enhorabuena chicos.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares