El niño que todos llevamos dentro



Hola, seguro que todos habéis oído hablar de mí y, sin embargo, nadie me conoce. Me presento: soy el niño que todos llevamos dentro.

Mi psiquiatra (que es el mismo que vigila el estrés de Papá Noel y las crisis de ansiedad del Ratoncito Pérez) me ha diagnosticado un grave trastorno de omnipresencia claustrofóbica infantil. En realidad esto para mí no es nada grave, pero al parecer ocasiona tremendos daños colaterales en el organismo de los adultos que me alojan, es decir, en todos. Resumiendo: que puede que sea yo el culpable de las enfermedades gástricas y neurológicas de más de medio planeta. Úlceras, hernias, jaquecas, depresiones, ansiedades… toooodo culpa mía. Vaya tela. Dice que incluso puede que sea también yo quien propina ese último y sutil empujoncito a los suicidas, o el que enciende la bombillita de arranque de los psicópatas. O incluso cosas peores. Que no sabe qué recetarme, dice, porque la que estoy organizando en el mundo es minina, pero que, de momento, lo mejor que puedo hacer es estarme quietecito. A lo que yo he respondido: ¡¿Más?! No, doctor, no puedo estarme más quietecito aún, jolines, ¡que soy un niño! 

¿De verdad nadie me entiende? ¿De verdad nadie comprende lo chungo que es estar aquí, dentro de vosotros, dentro de todos los adultos del mundo, encajonado y aburrido? Pues por eso… pasa lo que pasa. Sinceramente, os lo tenéis merecido.

Y es que, reconocedlo, la mayoría solo me sacáis cuando hacéis carantoñas a un bebé, o cuando habéis bebido, fumado, etc. Y no entendéis que solo soy un crío que lo único que quiere es salir un rato afuera, a jugar. Solo un ratito, a bailar, cantar, pintar, saltar, chillar, reír a carcajadas, hacer el tonto… pero sin reglas ni complejos, sin frenos ni ataduras. Tan solo jugar por jugar. Porfa, sacadme, aunque sea solo unos minutillos al día, anda, jolines, tampoco pido tanto, ¿no? Después prometo portarme bien, de verdad. Volveré aquí, a ocultarme dentro de vosotros, para que podáis seguir siendo esos que fingís ser. Yo me estaré quieto y calladito hasta el día siguiente, y todos haremos como que no ha pasado nada, ¿vale?

Pero sacadme.

O, si no, ateneos a las consecuencias. 

Comentarios

Entradas populares