DE FLOR EN FLOR
Hoy hace exactamente mil años y
un día. Recuerdo que paseábamos entre almendros y, justo un minuto antes del
ocaso, mi sabio maestro de kung-fu se atusó su barba blanca de tres metros, me miró
profundamente a los ojos y, con su cavernosa voz, susurró:
- La respuesta son tres letras… –y acto
seguido se evaporó, mezclándose entre los insectos que merodeaban inquietos
entre los árboles.
Bueno, a decir verdad, quizás no
fuese mi maestro de kung-fu, ni su barba fuera tan incómoda de llevar. Y de la
fecha tampoco os fieis mucho. Es lo que sucede cuando los sueños se te mezclan con
los recuerdos (y con los psicotrópicos). Pero lo de las tres letras y lo de que
era alguien sabio, de eso estoy seguro. Palabrita del Niño Jesús.
- Pasamos la vida como estos abejorros –había
comentado yo, un segundo antes-, observamos, revoloteamos, picoteamos ansiosos
entre un centenar de flores, tal vez dos y… cuando se hace de noche y pensamos
que ya hemos hecho lo que teníamos que hacer, cuando creemos que lo hemos visto
todo, comprobamos que, a apenas unos kilómetros, existe un bosque del que no
conocemos nada. Ni su olor, ni sus colores… Y más allá otro, y otro… Con otros
miles de abejorros distintos a nosotros. O mariposas. O colibrís.
- La respuesta son tres letras – dijo. Y antes de
irse las pronunció pero... como hace tanto tiempo, se me han olvidado. Cachis.
Como digo, quizás no era un
maestro (igual era mi padre, que a veces era reacio a afeitarse), pero bueno,
qué más da. Lo importante es que, a pesar del tiempo que ha pasado, llevo tooooda
la vida con el intríngulis: ¿cuáles serían aquellas tres letras?, ¿cuál será la
solución al enigma? Y es que… jo, hay que ver lo poco que dura un paseo entre
almendros, ¿a que si?, que cuando te quieres dar cuenta, zas, empieza a refrescar
y tienes que irte a dormir. Y encima ahora, que ya entiendes que hay un montón
de bosques, ¿no me digas que no molaría pasear por todos, o probar el néctar de
cualquier tipo de flor, o escuchar a todos los maestros de kungfu de la Tierra…?
¡Qué rabia!
La duda me ha estado consumiendo
todos estos años. Hasta hoy que, como ya no aguantaba más, he buscado en
internet “pasos para hacer una regresión astral”, y me he liado (sí, esta palabra
en negrita significa que, además de recuerdos y sueños, también he mezclado
psicotrópicos), y, al fin, aunque un poco tarde, he conseguido viajar al pasado
para revivir aquella sabia frase. El maestro, esta vez desde dentro del cuerpo
de Kim Kardashian, pero con la voz de Constantino Romero, lo ha dicho bien claro:
- La respuesta son tres letras: L E E
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