EL FIN DE LA HISTORIA
Hoy
justo he llegado a la Edad Media.
No,
no estoy en la crisis de los cuarenta. Lo que te cuento es literal: mis
vaivenes me han llevado a aterrizar en esta época tan alucinante: cruzadas, caballeros
ataviados con armaduras, princesas… Un lujo para un fotógrafo enamorado de los
castillos, enamorado del pasado y… bueno, ya sabes… enamorado, en general.
Durante
los meses (¿años?) que llevo enzarzado en esta búsqueda ha sido increíble
revivir momentos que, a la civilización moderna, nos darían mucho que pensar.
Aunque mi objetivo (no, no me refiero al de la cámara) es otro.
Pero
nada, ni en el interior de las Pirámides, ni en el Coliseo, ni en las Cuevas de
Altamira… Ni Cleopatra ni Platón ni Galileo me han sabido decir dónde encontrarte.
Mañana trataré de caer en el año cero para preguntarle a-Dios (que es la última
palabra que me dijiste), a ver si con ayuda divina…
Por
cierto: ¿el año cero es a. de C. o d. C.?
Si,
lo sé, no me lo repitas: no hay nada que hacer. Pero ya me conoces, tengo esa absurda
mezcla de terco e iluso que se agarra a un clavo ardiendo, que siempre ve el
lado bueno de las cosas.
Y
es que… recuperarte no sé si te recuperaré pero mira, chica, a lo tonto, estoy
haciendo unas fotazas…
La gran búsqueda de ese amor incondicional, un toque de humor de...al mal tiempo buena cara y una gran excusa para capturar momentos que a través del objetivo se quedaran perpetuos en tu memoria.
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