RECICLAJE DE BASURA ESPACIAL

 


Como indefensos insectos en una telaraña, cada madrugada quedan atrapados seis, siete, diez, treinta… seres humanos en mi red de recogida de basura. La primera vez fue por error, pero ahora reconozco que los capturo aposta.

Bueno, lo primero, me presento: mi nombre abreviado es 98JYFRTGHDS-6MNGF2498-Z34, y trabajo como basurero intergaláctico en el distrito 7k del Cinturón de Asteroides, a las afueras de Júpiter. En mi nave de reciclaje, además de los clásicos depósitos amarillo-verde-azul, yo mismo he añadido un compartimento secreto, con oxígeno, agua y todo eso que suelen necesitar los humanos. Aunque bien es cierto que, desde que la Tierra se convirtió en un planeta del tercer universo, muchos se han ido adaptando a vivir sin aire, y ya no resulta tan extraño verlos flotar a la deriva, por cualquier rincón del cosmos, con la cabeza a punto de estallar, en una suerte de apnea imposible. Pobres.

Por eso yo (que soy de naturaleza solidaria) si veo que siguen vivos, antes de terminar mi jornada capturo unos cuantos con mi cazamariposas gigante, y les pido que estén calladitos mientras pasamos el control fronterizo. Después, una vez en Júpiter, los dejo libres, me abro un zumo de litio bien fresquito y me siento en el porche a observarlos.

Sé que no durarán mucho, pero me encanta verlos corretear y saltar, con esas graciosas piernecillas que tienen.  


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